15 sept 2013

Interrail 2012: Día 2

♣DÍA 2: NÜRNBERG – PRAGA♣
Una carrera por las murallas y la invasión de un banco

Segundo madrugón en dos días, y es que solamente tenemos una mañana para ver la ciudad medieval de Nürnberg. La idea inicial era ir a Praga directamente desde París, pero las conexiones de tren imposibilitaron tal cosa. Nürnberg tenía buenas conexiones con Praga, así que decidimos quedarnos unas horas a ver la ciudad, gran acierto. La parte medieval de la ciudad no es muy grande, en un día se ve de sobra, pero tiene muy buen ambiente, sin exceso de turistas, tiendas curiosas de todo tipo, un mercado típico... Personalmente me encantó. Cierto es que los lugares relacionados con los Juicios de Nürnberg nos quedaron pendientes, pero nunca es tarde para volver.



Hacemos el check-out y dejamos las mochilas en la consigna del albergue para volver a por ellas después. Al estar cerca de la estación decidimos ir ahí a comprar el desayuno, esperando encontrar algo más barato que las botellas de agua del día anterior. Efectivamente, hay un super baratillo cerca de la entrada. Compramos unos batidos de chocolate que venían en bricks con forma de cubo muy monos, y completamos el desayuno con unas galletas Príncipe que teníamos.


Staatstheater (Teatro Estatal) en Richard-Wagner-Platz 

Straße der Menschenrechte, Calle de los Derechos Humanos
Seguimos caminando por las calles hasta llegar a Lorenzkirche, una iglesia gótica ubicada en una animada plaza. Seguimos caminando por las calles, pasando por los canales, el Heilig Geist Spital y la plaza del mercado (Hauptmarkt). En dicha plaza compramos postales y pedimos un mapa de la ciudad en la oficina de turismo, no porque lo vayamos a utilizar demasiado, pero un recuerdo siempre está bien. Y si es gratis, mejor.

Lorenzkirche

Frauenkirche en Hauptmarkt

Puestos de fruta y verdura en Hauptmarkt

Hauptmarkt
Callejeamos un poco más hasta llegar a la casa de Alberto Durero, y de ahí nos dirigimos al Kaiserburg, un castillo medieval en lo alto de una colina que sirvió como hogar a varios emperadores (Nürnberg fue capital de Baviera en la Edad Media). Paseamos por los jardines, molestando a todo el mundo para que nos sacase fotos, nuestro uso del disparo automático no es que sea muy profesional. Menos mal que se lo tomaban bien. Desde los jardines es posible entrar en las murallas de la ciudad, de donde hay muy bonitas vistas del Kaiserburg y varias calles de Nürnberg. Hacemos el chorra un rato en las murallas y subimos a ver el castillo propiamente dicho.

Sankt Sebaldus Kirche


Murallas y Albrecht-Dürer-Haus (casa de Alberto Durero)

Torre de entrada a las murallas

Casa cerca de las murallas

Kaiserburg desde abajo

Kaiserburg desde abajo

Vistas desde las murallas

Kaiserburg
No tenemos tiempo (ni dinero) para pagar una visita del mismo, de modo que nos conformamos con disfrutar de las geniales vistas desde el mirador y de las zonas a las que dejan acceder gratis. Junto con la plaza del mercado, es la zona de la ciudad que más me gustó, totalmente recomendable subir, tanto por el castillo como por las vistas.

Vistas desde el mirador de Kaiserburg

Casa en el castillo
Casas en el castillo

Kaiserburg
Abandonamos el castillo y poco a poco vamos volviendo a la zona de la estación mientras exploramos nuevas calles y plazas. Nuestra orientación nos juega algún que otro despiste y damos más vueltas de las necesarias para salir del centro medieval, pero callejeando es como mejor se ve una ciudad y tenemos tiempo de sobra.


Heilig-Geist-Spital

Llegamos al albergue alrededor de la una del mediodía, cogemos las mochilas (a duras penas, todo hay que decirlo) y caminamos hasta la estación. Allí buscamos un lugar para comer, y no tardamos en encontrar un puesto donde venden una especie de minipizzas con una pinta buenísima, y allá vamos. El tren a Praga no sale hasta las dos, de modo que damos una vuelta por la estación, provocando la risa a un señor que merodeaba por allí. No es que sus pintas sean más dignas que las nuestras, pero en fin, reírse es libre.

Mosaico de la estación
Por fin llega nuestro tren al andén y subimos rápidamente para poder sentarnos las cinco en un mismo compartimento. Para evitar sorpresas llevamos ya el billete reservado desde Hendaia, pero los asientos no están numerados y nunca se sabe. Nos metemos en un compartimento de seis sin problemas, y las cuatro horas que dura el viaje pasan relativamente rápido entre vueltas por el pasillo y disfrutar de los paisajes de Bohemia.

En la estación de Praga empieza el show con las coronas y el idioma. Con las mochilas a cuestas nos las arreglamos para comprar el billete correcto de metro, aún sigo sin saber cómo nos entendieron. Tuvimos que pagar con un billete de no-sé-cuántas coronas y mirar el mapa del metro cincuenta veces, pero al final nos aclaramos. El albergue está cerca de la estación de metro Malostranská, por lo que para llegar debemos hacer transbordo en Muzeum. En el metro todo el mundo viaja en silencio, de modo que intentamos no crear mucho alboroto. Según nos contó nuestro guía al día siguiente, en los años del comunismo había espías por cada esquina, razón por la cual la gente trataba ser tan discreta como les era posible mientras estaban en lugares públicos, cosa que se sigue manteniendo hasta ahora.

Una vez fuera del metro volvemos a perdernos y optamos por preguntar cómo llegar a Malostranské Námesti, plaza en la que se encuentra nuestro albergue Little Town, uno de los caprichos del viaje. Por unos 20€ nos colocan en un apartamento enorme para cinco personas de dos habitaciones con baño y cocina, vistas al castillo de Praga desde ambas habitaciones y justo al lado de la terraza del albergue. El mejor del viaje sin duda, 100% recomendable, a dos minutos andando del Puente Carlos, a diez minutos del castillo y a un cuarto de hora de la Plaza de la Ciudad Vieja. Además, el personal se portó genial, nos dieron mapas y folletos de cosas que podíamos hacer en la ciudad, y siempre estuvieron dispuestos a ayudar.

Dejamos las mochilas, bolsas y demás pertenencias en las habitaciones y bajamos a dar una primera vuelta por esta maravillosa ciudad. Ninguna de nosotras la conocía de antes y todas nos llevamos buenísimos recuerdos. Nos dirigimos al Puente Carlos (abarrotado de turistas como siempre), curioseamos los puestecillos, nos paramos a ver a los músicos y pintores que hay, y cómo no, sacamos fotos y más fotos.

Uno de los extremos del Puente Carlos
Casas cerca del albergue
Puente Carlos al anochecer
Ya son las ocho de la tarde y decidimos buscar un super o una tienda para comprar pan para la cena, el embutido ya lo llevábamos de casa. Como es normal en el centro histórico de una ciudad como Praga, nos cuesta horrores encontrar un supermercado, preguntamos a media ciudad dónde podemos comprar pan, hasta que al fin logramos dar con una tienda que parece tener de todo. Aprovechamos para hacer la compra del día siguiente, ya que el albergue no incluye el desayuno y no quedan suficientes batidos en bricks monos de Nürnberg.

Con la compra hecha y mapa en mano llegamos sin mayores dificultades (cosa rara) a la Plaza de la Ciudad Vieja, la más famosa de Praga. Ya es de noche, por lo que todos los edificios están iluminados, y aunque las fotos no salgan especialmente bien, el lugar es increíble. Esperamos a que los bancos del centro de la plaza queden libres para correr desesperadamente hacia ellos y montar una de nuestras cenas mendigas en el suelo (en un banco no entramos todas). El extremo nivel de cutrismo no nos impide disfrutar de las vistas y del ambiente de la plaza, hay un grupo de mochileros haciendo piruetas con bicis en uno de los bancos de al lado y turistas al acecho para sentarse en nuestro banco en cuanto nos levantemos.

Iglesia de Tyn en la Plaza de la Ciudad Vieja
Después de cenar buscamos el Reloj Astronómico, van a dar las diez en punto y queremos ver las figuritas en acción. El reloj es muy bonito pero el espectáculo no tiene mucho de especial, aunque ya que estás ahí, lo ves. La congregación de turistas es inmensa, nos preguntamos si será así cada hora. Resulta que sí. 

Estamos agotadas y decidimos volver al albergue, al día siguiente debemos pegarnos un tercer madrugón para poder ver el Puente Carlos sin turistas y aguantar todo el día en pie. Las vistas del albergue sin palabras, ver el castillo desde la ventana de la habitación no tiene precio. Nos duchamos, organizamos la ropa y demás y nos sentamos a charlar en la terraza. En la habitación de al lado hay un curioso grupo de ingleses que se asoman misteriosamente a la puerta para vigilar la sala de ordenadores, a saber lo que hacían. 


Gastos por persona: 29'5€
Desayuno en Nürnberg Hbf: 1€
Comida y merienda en Nürnberg Hbf: 5€
Metro Praga: 24CZK (1€, más o menos)
Supermercado Praga: 60CZK (2'5€, más o menos)
Albergue: 450CZK (unos 20€)

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